lunes, 21 de abril de 2008

Micropolítica educativa, redes sociales y ciberactivismo

MICROPOLÍTICA EDUCATIVA
Hasta hace muy pocos años, la escuela como organización había sido objeto de estudio sólo desde una perspectiva estructural y formal. Las diversas teorías de la organización, nacidas fundamentalmente en el ámbito de la empresa, fueron proyectadas miméticamente sobre la escuela olvidando su carácter de institución educativa. Así, la escuela ha sido considerada como un espacio que está o debe estar presidido por la racionalidad y la eficiencia, donde el orden es casi una consecuencia natural de la organización, y el conflicto un desorden que sólo aparece de modo excepcional. De esta forma se ha construido un modelo de organización escolar que ha sido definido como técnico-racional. En dicho modelo la escuela es el locus en el que de modo racional se produce la transmisión de conocimientos mediante una eficaz aportación de recursos personales y materiales. Obviamente, este enfoque repudia toda otra consideración, que, sin dejar de tener en cuenta los elementos indicados, pone énfasis en una faceta soterrada, a veces anatematizada, pero siempre presente en la vida de la escuela: de un lado, la naturaleza política de las relaciones que se entretejen entre todos los actores de la organización escolar, y, de otro, el carácter político de las que surgen entre la escuela y su propio entorno (comunidad local y administración educativa).

REDES SOCIALES
Según la naturaleza de las relaciones, se pueden dividir entre:
a) diádicas (sólo indican ausencia o existencia de la relación) o valoradas (en la que la cantidad de la relación pueda medirse en términos de orden o de peso como, por ejemplo, número de encuentros sexuales entre dos personas), o bien
b) transitivas (la relación en realidad es una unión entre actores que siempre es recíproca. Ejemplo: leemos el mismo blog habitualmente) o dirigidas (que el individuo A tenga relación con el individuo B no implica que B tenga esa misma relación con A, como, por ejemplo, prestar dinero).
El análisis de redes sociales ha irrumpido en muchas ciencias sociales en los últimos veinte años como una nueva herramienta de análisis de realidad social. Al centrarse en las relaciones de los individuos (o grupos de individuos) y no en las características de los mismos (raza, edad, ingresos, educación,...) ha sido capaz de abordar algunos temas con un éxito insospechado. La difusión de información o el contagio de enfermedades son dos ejemplos de asuntos en los que la estructura de las relaciones pueden llegar a ser más relevantes que las características de los individuos, o por lo menos, información clave para conocer los procesos.
CIBERACTIVISMO
El ciberactivismo se refiere al conjunto de técnicas y tecnologías de la comunicación, basadas fundamentalmente en Internet y telefonía móvil, asociadas a la acción colectiva o desobediencia civil, bien en el espacio virtual, bien en el plano real.
Han utilizado técnicas de ciberactivismo organizaciones como Intermón Oxfam, Amnistía Internacional, Greenpeace, la Electronic Frontier Foundation norteamericana o el EZLN mexicano. En el espacio ex-soviético, cierto grado de ciberactivismo ha tenido un papel determinante en los procesos conocidos como Revoluciones de colores.
En concreto Intermón Oxfam, Amnistía Internacional y Greenpeace proponen en sus páginas ciertas formas de voluntariado electrónico o ciberactivismo participando en sus cadenas de envíos de e-mails, y cartas, como protesta ante las acciones lesivas contra los derechos humanos, o el medioambiente, por parte de multinacionales y gobiernos.
Otras webs que promueven el ciberactivismo son Yo Grito, una web para apoyar campañas y acciones sociales online, Manifestación Virtual, la Asociación de Internautas, FACUA, en su página de Consumidores en Acción o AnimaNaturalis, espacio web dedicado a la protección de los animales.
En el campo de los Derechos Humanos, Paz y Justicia destaca por su actividad en recoger y reunir en su web múltiples llamadas ciberactivistas y llamamientos de movilización de decenas de ONGs y colectivos, reuniéndolos en una sola página que se actualiza constantemente y que, así, evita al ciberactivista tener que visitar todas las webs de esos grupos.
El ciberactivismo puede también tomar una forma espontánea, en la que la tecnología y las relaciones en red eliminan la división entre movilizadores y movilizados. Este es del caso de las movilizaciones espontáneas de protesta tras los atentados del 11M en España en 2004, el movimiento EDSA II en Filipinas en el año 2001, en las revueltas estudiantiles contra el CPE en Francia de 2005 o las manifestaciones por una vivienda digna en España en 2006.

1 comentario:

María Dolores Díaz Noguera dijo...

De acuerdo. La selección de la información es correcta.